El polígrafo, también conocido como “detector de mentiras”, fue inventado en la década de 1920 por un policía de Berkeley llamado John Larson y un médico llamado Leonard Keeler.
La idea detrás del polígrafo es que cuando una persona miente, su cuerpo experimenta cambios fisiológicos involuntarios, como aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración y cambios en la respiración. El polígrafo mide estos cambios fisiológicos mediante la monitorización de la actividad eléctrica de la piel, la respiración y la frecuencia cardíaca.
El primer prototipo de polígrafo fue construido por Larson en 1921. En 1926, Keeler mejoró el diseño original agregando un componente que medía la presión arterial. Esto permitió una lectura más precisa de los cambios fisiológicos en el cuerpo de una persona.
El primer caso conocido del uso del polígrafo en una investigación policial se produjo en 1921 en los Estados Unidos, en la ciudad de Berkeley, California, donde el policía John Larson construyó su primer prototipo del polígrafo.
El primer caso conocido en el que se utilizó el polígrafo en un juicio se produjo en 1935 en los Estados Unidos, en una corte de Portage, Wisconsin, en un caso de fraude de seguros. En este caso, se utilizó el polígrafo como evidencia para demostrar la culpabilidad del acusado.
Desde entonces, el polígrafo ha sido utilizado en varios casos policiales y judiciales en todo el mundo.